viernes, 7 de octubre de 2016


LÓBULOS ASOCIADOS AL PENSAMIENTO MATEMÁTICO
Lóbulos frontales. Los lóbulos frontales intervienen en la actividad motora aprendida y en la organización de la conducta expresiva. La circunvolución prerrolándica o precentral y las regiones inmediatamente anteriores a ella (área premotora y área motora suplementaria) en cada hemisferio cerebral regulan la actividad muscular especializada en el lado contrario del cuerpo. La corteza premotora y suplementaria también controlan la conducta motora ipsilateral (p. ej., en el movimiento coordinado de ambos hemicuerpos al golpear una bola de golf). Las convulsiones que se originan en las áreas premotoras consisten en un movimiento característico de aversión de la cabeza, los ojos, el tronco y las extremidades hacia el lado contrario; cuando derivan de la circunvolución precentral producen las crisis focales motoras jacksonianas clásicas.
Las alteraciones de la conducta secundarias a una lesión de la corteza prefrontal de la región más anterior del lóbulo frontal son variables en función de su localización, tamaño y rapidez de instauración. Las lesiones unilaterales de diamétro <2 cm casi nunca causan síntomas deficitarios, pero sí convulsiones. Las lesiones de mayor tamaño pueden no causar síntomas salvo si se desarrollan rápidamente (en semanas o meses más que en años) o si afectan a ambos lóbulos frontales. Los pacientes con una gran lesión frontal basal se encuentran apáticos, inatentos, indiferentes a los estímulos y a las consecuencias de sus actos y a veces incontinentes. Aquellos con lesiones anterolaterales o del polo frontal tienden a rechazar las consecuencias de su comportamiento y suelen estar distraídos, eufóricos, chistosos, a menudo vulgares e indiferentes a las normas sociales. Un traumatismo bilateral en las áreas prefrontales puede dar lugar a inquietud, verborrea y comportamiento socialmente invasivo, que suelen durar varios días o semanas y ceder espontáneamente.
Lóbulos parietales. El área posrolándica o poscentral del lóbulo parietal integra los estímulos somatoestésicos, permitiendo el reconocimiento y recuerdo de las formas, las texturas y los pesos de los objetos. Las áreas posterolaterales integran las relaciones visuoespaciales y las percepciones relativas con otras sensaciones para crear conciencia de la trayectoria de los objetos en movimiento. La conciencia de la posición de las partes del cuerpo también se origina en esta zona. En el hemisferio dominante, el área parietal inferior procesa las funciones matemáticas y está íntimamente relacionada con el reconocimiento del lenguaje y con la memoria para las palabras. El lóbulo parietal no dominante integra la relación de la parte izquierda del cuerpo con su entorno.
Las lesiones pequeñas de la corteza poscentral producen astereognosia (pérdida del reconocimiento de los objetos mediante el tacto) en la mano y el hemicuerpo contralaterales. Las lesiones parietales inferiores extensas del hemisferio dominante (generalmente el izquierdo) suelen asociarse con afasia severa; las lesiones menores pueden causar apraxia, discalculia y, en ocasiones, confusión izquierda-derecha y agrafia. La lesión aguda del lóbulo parietal no dominante puede alterar la conciencia del lado izquierdo del cuerpo y el reconocimiento de la naturaleza grave de la lesión por el propio paciente (anosognosia). Algunos pacientes, sobre todo los ancianos, con lesiones extensas del lóbulo parietal derecho incluso pueden negar la existencia de la parálisis en su hemicuerpo izquierdo y pueden permanecer en un estado de confusión global. En presencia de lesiones menos extensas, el paciente puede presentar cierta confusión al intentar realizar determinadas actividades manuales aprendidas; este déficit se denomina apraxia y puede imposibilitar acciones aprendidas, como el vestirse.
Lóbulos temporales. Los lóbulos temporales intervienen en el procesamiento del reconocimiento visual, la percepción auditiva, la memoria y las emociones. Los pacientes con una lesión unilateral adquirida del lóbulo temporal derecho habitualmente pierden agudeza para reconocer los estímulos auditivos no verbales (p. ej., la música). La lesión del lóbulo temporal izquierdo interfiere gravemente con el reconocimiento, la memoria y la formación del lenguaje. Los pacientes con focos epileptógenos en las zonas mediales límbico-emocionales del lóbulo temporal suelen presentar crisis parciales complejas caracterizadas por sensaciones o pensamientos incontrolables y por procesos autónomos, cognitivos o emocionales anómalos. Ocasionalmente, estos pacientes presentan alteraciones de la personalidad caracterizadas por falta de sentido del humor, religiosidad filosófica, obsesiones y, en el varón, disminución de la libido.
Trastornos del pensamiento matemático: Acalculia y discalculia.
La acalculia y/o discalculia son trastornos en los que el individuo tiene incapacidad total o parcial para realizar procesos matemáticos, esto puede estar relacionado con daños cerebrales. Acalculia y discalculia pueden ser incapacitantes pues muchas actividades cotidianas dependen de tener capacidades y habilidades matemáticas mínimas: por ejemplo para contar dinero, para entender los precios de los artículos y compararlos, para marcar números telefónicos, para leer y decir la hora, para pagar un artículo y revisar el cambio recibido, para tramitar cheques y consignaciones bancarias, para retirar dinero de cajeros electrónicos, para recordar fechas, para programar citas, etc.
Estos trastornos pueden clasificarse en primarios o secundarios. En los de tipo primario existe un trastorno en el pensamiento matemático, pero no está relacionado con una patología específica; en los trastornos secundarios la acalculia o discalculia es secundaria a una patología especifica que lesiona áreas cerebrales y que pueden estar relacionadas con hemorragias, tumores, infecciones cerebrales.
Se ha observado que los pacientes con este tipo de problemas también presentan alteraciones en otras tres esferas:
1) La orientación en el espacio: dificultad para identificar derecha – izquierda, norte – sur.2) Dificultad para el control de sus propias acciones y 3) problemas con la representación de su cuerpo, especialmente de manos y dedos. Se observa, por ejemplo, dificultad para nombrar los dedos, lo cual es clave para aprender a contar. Otros autores además reportan dificultades adicionales en las áreas visuales, táctiles y psicomotrices.
Durante el desarrollo la habilidad de conteo en niños depende de un desarrollo adecuado de estas tres esferas. Una vez se logra esto se pasa a desarrollar habilidades más complejas y abstractas que se desarrollan en paralelo al desarrollo de otras regiones cerebrales: áreas de asociación, lóbulo frontal. Si esto es causa o consecuencia del aprendizaje matemático no es claro hasta el momento.
Trastornos de discalculia se han reportado en pacientes con problemas al nacimiento, en recién nacidos prematuros se observa menor densidad de la sustancia gris en el lóbulo parietal izquierda, la cual es clave para la representación espacial.
Pacientes con síndrome de Turner (trisomia del cromosoma X) presentan problemas al hacer estimaciones o aproximaciones y cálculo aritmético, aunque la lectura y escritura de números y la lectura de tablas de multiplicar está preservada. Estudios de RNM en estos pacientes evidencian menor densidad de sustancia gris en el surco interparietal izquierdo. Resultados similares se han reportado en pacientes con el síndrome de X frágil (síndrome relacionado con retraso mental y/o autismo).
El surco parietal está relacionado con procesamiento espacial y esto es clave en matemáticas pues la organización en columnas de los números para crear conceptos abstractos como unidades, decenas, centenas está relacionada con la posición del número en el espacio de izquierda a derecha. Algunos pacientes muestran dificultad para leer cifras de más de un digito, como sucede en la representación de números decimales (submúltiplos) o unidades mayores a un digito (múltiplos).
En otras patologías también se han evidenciado trastornos en el procesamiento numérico, pero involucran la participación de otras áreas cerebrales. Pacientes con lesiones enganglios basales (núcleo estriado) presentan pésimo rendimiento en problemas aritméticos de más de un paso. El núcleo caudado aparentemente se activa cuando un problema matemático es novedoso. Finalmente la ínsula anterior izquierda y la corteza cerebelosa aparentemente participan en el aprendizaje donde participan los dedos (contar) y en donde se manipulan objetos en tres dimensiones, lo cual habla de la posible existencia de una red motora digital en donde control de movimiento, relaciones espaciales y actividad matemática se mezclan. Muchas de estas funciones se han logrado identificar estudiando pacientes con lesiones cerebrales específicas. En el libro The Mathematical brain el Dr Brian Butterworth describe aspectos normales y alteraciones en el procesamiento matemático, el cual es fundamental para desempeñarnos en nuestras labores cotidianas.



BIBLIOGRAFIA
♦ OCDE. (2009). Comprensión del cerebro. com edición

♦ Lázaro, J. C. (2006). Neuropsicológica de lóbulos frontales. México: ISBN.

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